Fui a comer a casa de mis padres.
Era un domingo más.Pero no lo fue.
El otoño empezaba a asomarse y llegué a casa a media tarde.
Me había vuelto a apuntar, sin demasiada fe, a una de tantas aplicaciones de ligoteo.
Y de repente ahí estaba, ÉL.
Tengo que escribirlo en mayúsculas porque así fue lo que sentí. No puedo explicarlo, no se puede.
Me escribió, y desde ese preciso instante supe que estaba perdida. Y no me equivoqué.
Han pasado tres años de aquel momento.
Un momento tan mágico e increíble como todas las sensaciones que hemos vivido juntos.
Y nos gusta recordarlo.
Y a mí... me gusta ÉL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario